Tras casi 30 años desaparecidos, sepultan restos de las primeras víctimas del “asesino del tambor”
Después de casi tres décadas de incertidumbre, los restos de Isabel Hinojosa y su hijo Eduardo Páez Hinojosa fueron finalmente sepultados, cerrando un doloroso capítulo que comenzó en 1996 con su misteriosa desaparición. Ambos fueron identificados como las primeras víctimas de Hugo Bustamante, conocido como el “asesino del tambor”, actualmente condenado a presidio perpetuo por el crimen de Ámbar Cornejo.
La revelación de este doble homicidio se produjo en 2023, cuando Bustamante confesó el crimen durante entrevistas concedidas a la periodista Ivonne Toro, en el marco de una investigación para un libro sobre el caso Ámbar. Más tarde, el recluso entregó a Gendarmería detalles sobre el lugar donde ocultó los cuerpos, lo que permitió a la Fiscalía y la Policía de Investigaciones hallar los restos en junio de 2024 en una vivienda de Peñablanca, el mismo inmueble donde años antes fue encontrado el cuerpo de Ámbar Cornejo.
Según la investigación, Bustamante conoció a Eduardo Páez en la cárcel y, tras mantener contacto en libertad, una disputa económica entre ambos terminó en homicidio. Posteriormente, engañó a Isabel Hinojosa para llevarla a su domicilio, donde también la asesinó. Los cuerpos fueron ocultos en un pozo séptico cerrado posteriormente por el propio Bustamante.
Los restos, hallados en estado de reducción esquelética, fueron sometidos a peritajes por el Servicio Médico Legal de Valparaíso, y una vez confirmadas sus identidades, fueron entregados a sus familiares. La ceremonia fúnebre se realizó el 29 de marzo, marcando el fin de un extenso periodo de dolor e incertidumbre.
Dado que los crímenes ocurrieron antes de la implementación del actual sistema penal, el caso será juzgado bajo el procedimiento procesal antiguo. Mientras tanto, los familiares de Isabel y Eduardo por fin pudieron darles un adiós digno, luego de casi 30 años sin respuestas.