Se descubre que una monja de 80 años mantuvo oculto el cuerpo de su amiga fallecida por más de un año en Ñuñoa
En un giro inesperado, se reveló que una monja octogenaria admitió haber guardado el cuerpo esqueletizado de su amiga religiosa durante más de un año en Ñuñoa, Región Metropolitana. Según informó el subprefecto Juan Fonseca de la Brigada de Homicidios Metropolitana de la PDI, la monja confesó haber mantenido oculto el cadáver en una maleta, como parte de un supuesto pacto entre ellas.
La monja, cuya identidad no fue revelada, relató que guardó el cuerpo de su amiga, fallecida en abril de 2023, por afecto hacia ella y en cumplimiento de un acuerdo previo entre ambas. Fonseca detalló que ambas religiosas habían hecho un compromiso de no denunciarse mutuamente en caso de que una de ellas falleciera primero.
El cuerpo fue hallado el pasado lunes en Ñuñoa, y tras la confesión de la monja, se reveló que ella misma había sacado la maleta con el cadáver a la calle. Aunque la médico del Departamento de Criminalística no encontró lesiones traumáticas, el esqueleto fue trasladado al Servicio Médico Legal para realizar las pericias necesarias para identificarlo.
El subprefecto Fonseca explicó que la monja argumentó que estaba cuidando a su amiga, quien padecía una enfermedad. Además, señaló que la monja trasladó el cuerpo hasta su domicilio en abril del año pasado y lo mantuvo oculto desde entonces, como parte del pacto entre ambas para cuidarse mutuamente hasta el final de sus días.